El Comercio>Opinión>cartas del lector
Esta mañana, mientras conducía por la ciudad, me sobrepasó un coche
Seat 1500 de color negro que, de manera inesperada y como si de un muelle
se tratara, abrió el arca de los recuerdos permitiendo la salida de imágenes de
una infancia que perdió los pétalos cuatro décadas atrás. El modelo que
en su día fue el preferido por los taxistas de este país y al que
cualquier niño deseaba subirse, ahora es considerado una pieza de museo o poco
más que un cacharro con cuatro ruedas. En cambio, y aunque en la
actualidad nuestros desplazamientos por ferrocarril o carretera resulten más
rápidos y confortables, el paisaje social divisado a través de las ventanillas
parece ir en dirección distinta o estar en disonancia con los avances
técnicos experimentados por los medios de transporte. La calidad y seguridad de
los vehículos aumenta día a día, algo discutible y puesto en duda cuando
se traslada al terreno de la transparencia y honestidad democrática, así como
al de las condiciones de vida de los ciudadanos. ¿Sería moderno que el
horizonte social del siglo XXI guardara similitudes con el presente
observado desde los vehículos que circulaban en el XIX?