jueves, 12 de diciembre de 2013

Paripé y teatro protocolario

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Resulta paradójico que, viendo la avalancha de declaraciones y muestras de tristeza,  reconocimiento y admiración puestas de manifiesto desde el ámbito político (a nivel internacional) en torno a la figura del fallecido Nelson Mandela,  la realidad mundial  permanezca aún tan alejada de los sueños y objetivos perseguidos por el  expresidente sudafricano:   la formación de  sociedades  sin discriminación racial,  exentas de bolsas de pobreza y libres de alambradas.  Si, como parece,  todo el mundo  aprecia y ensalza a alguien que vivió abrazado a la honestidad, la razón y el compromiso con la dignidad humana, pagando por ello una factura carcelaria equivalente a un tercio de su existencia, ¿cómo se justifica un contexto global tan lamentable como el presente? En mi opinión, las acciones y señas más adecuadas para rendir tributo a Mandela, serían las de llevar a cabo políticas acordes a sus ideas sociales,  no las del paripé y el teatro protocolario.