lunes, 9 de diciembre de 2013

Contrato a tiempo parcial

Magazine (La Vanguardia)>cartas del lector


Aunque no sea mujer, a mí también me cuesta comprender a quienes pagar por obtener servicios sexuales de chicas engañadas y forzadas a ejercer la prostitución, mujeres que, como recuerda Ángeles Caso en su artículo del 24 de noviembre, en su mayor parte son extranjeras  a las que les vendieron un billete con destino a la prosperidad sin conocer que el viaje finalizaría en la estación del infierno. Considero que el sexo es una fuente de placer maravillosa, pero  siempre que las aguas de la pasión sean compartidas, pues, cómo se puede disfrutar cuando la otra (u otras) persona  finge, se humilla o siente temor. Dónde aparcan la conciencia esos intelectuales que por el día alzan sus voces en pro de la decencia y por la noche buscan el contacto de la indignidad, se pregunta la escritora, y la respuesta es que quizás tengan un contrato a tiempo parcial con la integridad y nobleza. Es algo que se lleva mucho. Y, como sucede con otros graves problemas sociales,  ¿es posible reducir el volumen de  prostitución involuntaria e indeseada sin una mejor distribución de la riqueza?