martes, 1 de mayo de 2012

Inteligencia, mesura y raciocionio

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No hay que ser brillante ni tener vastos conocimientos de sociología o política para percibir la alteración existente en los últimos tiempos en el mapa político europeo, dando lugar al nacimiento de nuevos partidos y al crecimiento o reforzamiento de otros que sufrían una anemia electoral al considerar la mayor parte de la ciudadanía que estaban alejados de sus sentimientos y anhelos. Hubo unas décadas en las que fue posible confeccionar e impulsar un desarrollo social y económico dotado de cierto equilibrio, un sistema que, aun siendo dirigido de manera alternativa por gobiernos con diferencias ideológicas destacables, era capaz de ofrecer y consolidar mejoras, de dar pasos en pro de la calidad de vida del conjunto de la ciudadanía. En cambio, en los últimos tiempos las cosas parecen haber tomado un rumbo diferente, las desigualdades sociales y la pérdida de bienestar han ido en aumento de forma progresiva con los partidos políticos tradicionales llevando las riendas del destino colectivo, y ello a dado lugar a un elevado nivel de desencanto, alejamiento y desconfianza del ciudadano hacia quienes hasta ahora todavía conservan el apoyo en las urnas de gran parte de la población. Los cambios y las transformaciones son inherentes a la naturaleza del ser humano, pues con ellas tratamos de configurar un entorno más favorable para la vida, sin embargo, la historia nos enseña que estos no siempre son llevados a cabo con inteligencia, mesura y raciocinio. Es de esperar que en un momento de dificultad, inestabilidad e incertidumbre económica, política y social como el actual, prime la cordura y la voluntad de transformar la realidad sin tropezar con la piedra de la tragedia. Si la codicia en mayúsculas pierde fuerza e intensidad, y la política incrementa su vigor y honestidad, habrá menos obstáculos presentes en la senda del progreso y la convivencia.