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El Comercio>Opinión>cartas del lector(26/01/11)
En determinadas ocasiones, para deducir y conocer qué ha sucedido o sucede en el escenario no es imprescindible ser un experimentado y sagaz detective ni tener estudios específicos ni acudir a pruebas de laboratorio, sino tan solo observar las reveladoras huellas dejadas en el mismo tras cometerse el acto. Por ello, cuando dando un paseo por el área no urbana o periférica de la ciudad te encuentras con discretos recovecos donde abundan los clínex y preservativos usados, sobran pistas para sacar conclusiones acerca de lo acontecido de manera reiterada y placentera en esa zona del camino.
En determinadas ocasiones, para deducir y conocer qué ha sucedido o sucede en el escenario no es imprescindible ser un experimentado y sagaz detective ni tener estudios específicos ni acudir a pruebas de laboratorio, sino tan solo observar las reveladoras huellas dejadas en el mismo tras cometerse el acto. Por ello, cuando dando un paseo por el área no urbana o periférica de la ciudad te encuentras con discretos recovecos donde abundan los clínex y preservativos usados, sobran pistas para sacar conclusiones acerca de lo acontecido de manera reiterada y placentera en esa zona del camino.
Aunque pueda considerarse que el vehículo no es el lugar más confortable e idóneo para mantener relaciones sexuales, ante la disyuntiva de elegir entre la abstinencia o la satisfacción de las pasiones en espacios reducidos, es obvio intuir cuál de las dos opciones despierta o resulta más atractiva. Pero, por favor, ¿acaso el placer es incompatible con la limpieza, higiene y estética?
