Magazine (La Nueva España)>cartas del lector
Al leer el artículo de Ángeles Caso “Batallitas tecnológicas” publicado el 9 de enero, brotaron en mí recuerdos de infancia que acreditaban las referencias hechas por la autora respecto a la escasez de servicios y artilugios con la que vivían los hogares españoles allá por los años 60. Cuando conocí a mi abuela paterna, que vivía del campo en una zona de montaña próxima a la provincia de Lugo, comprobé que en aquella casa, con muros de piedra y tejado de pizarra, no había cuarto de baño, tampoco bombillas ni grifos y, cuando estabas en el dormitorio tenías debajo a las vacas que, aparte de proporcionar calor, ofrecían sonidos y aromas naturales.
Es evidente que el progreso tecnológico de las últimas décadas nos ha brindado la posibilidad de incrementar el confort y la calidad de vida, aunque también es obvio que aún se hace necesario dedicar mayor inversión y esmero al diseño y desarrollo de modelos sociales más justos y humanizados.
Al leer el artículo de Ángeles Caso “Batallitas tecnológicas” publicado el 9 de enero, brotaron en mí recuerdos de infancia que acreditaban las referencias hechas por la autora respecto a la escasez de servicios y artilugios con la que vivían los hogares españoles allá por los años 60. Cuando conocí a mi abuela paterna, que vivía del campo en una zona de montaña próxima a la provincia de Lugo, comprobé que en aquella casa, con muros de piedra y tejado de pizarra, no había cuarto de baño, tampoco bombillas ni grifos y, cuando estabas en el dormitorio tenías debajo a las vacas que, aparte de proporcionar calor, ofrecían sonidos y aromas naturales.
Es evidente que el progreso tecnológico de las últimas décadas nos ha brindado la posibilidad de incrementar el confort y la calidad de vida, aunque también es obvio que aún se hace necesario dedicar mayor inversión y esmero al diseño y desarrollo de modelos sociales más justos y humanizados.
