viernes, 9 de abril de 2010

La fiesta reservada de la vivienda

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Aunque contenidas, comienzan a darse muestras de satisfacción porque el precio de la vivienda comienza a repuntar tras casi tres años consecutivos de caída. Pero ya se sabe que esto de la alegría va por barrios, y la realidad indica que la mayor parte de la población no tiene grandes motivos para compartir semejante sentimiento.
En el año 1996, el salario medio de los españoles era de unos 14.500 euros anuales, y el de una vivienda de 100 metros cuadrados rondaba los 67.000 euros, es decir, había que destinar el salario bruto de 4,6 años para adquirir un piso. En 2009, el salario medio de los trabajadores fue de 21.700 euros aproximadamente, y el de una vivienda de la misma superficie alcanzó la cifra de 189.000 euros tras experimentar un incremento del 182%, o sea, el ingreso bruto de 8,7 años de trabajo.
Si para adquirir una residencia hay que trabajar prácticamente el doble de tiempo que hace 14 años, si se recomienda que los salarios deben mantenerse a una temperatura inferior a los cero grados centígrados, si hacerse un plan de pensiones privado es una medida preventiva para sortear futuras penurias…, ¿quiénes pueden celebrar que este bien de primera necesidad continúe experimentando nuevas subidas?
Da la impresión de que la fiesta está reservada a una minoría; esta parece ser la tendencia social de las últimas décadas.