sábado, 16 de junio de 2018

Depende

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Por la mañana, con motivo del lío montado en   torno  al  ya  destituido  entrenador  de la  selección de fútbol española (horas más tardes, también  dimitía   el     reciente ministro  de  Cultura   y Deporte por una mácula fiscal que choca frontalmente con la exigencia social de ejemplaridad del momento), volví a escuchar  en  la  radio  una   expresión repetida periódicamente que,    en realidad,    siento que no me representa: todos unidos con la Roja.
Y no es cuestión de ser más o menos aficionado a este deporte, el problema es que me cuesta verme unido y emocionado con quienes, por ejemplo, sienten excitación sexual ante el abuso de menores, saquean las arcas públicas enarbolando la Bandera Nacional, engañan y tratan de imbéciles a la ciudadanía que les concede la confianza democrática, rechazan a otras personas por el color de su piel, miran de soslayo y con desprecio hacia el territorio de la pobreza y exclusión social, abusan de mujeres extranjeras que trabajan en el campo como temporeras o practican la trata de seres humanos.
Unión sí, pero depende con quién y para qué. Hay que tener cuidado con la niebla originada en el valle del deporte, pues impide ver las irregularidades del terreno.