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Hace poco más de cuatro décadas comenzaban a instalarse los teléfonos
fijos en los hogares españoles, los vehículos no disponían de elevalunas
eléctricos ni de aire acondicionado, la gente viajaba preguntando y atendiendo
a las señales indicativas, no había cajeros automáticos ni tarjetas de crédito,
el sexo de los bebés era una incógnita hasta su nacimiento, las mujeres
no podían comprar bienes inmuebles ni abrir una cuenta bancaria sin
consentimiento de los maridos, la ciudadanía no elegía a los
representantes políticos a través de las urnas y los televisores eran en blanco
y negro. Han evolucionado y cambiado muchas cosas desde entonces; sin
embargo, hay algo que parece mantenerse al margen del tiempo: el
formato de los especiales televisivos de Nochebuena y Nochevieja. Más de
cuarenta años ofreciendo lo mismo, ¡qué entretenido!