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Sin ser un detractor ni estar poseído por la desconfianza hacia el
comercio on line o cualesquiera otras gestiones u operaciones realizadas a
través de Internet, pues es un canal de comunicación que puede
proporcionar un sinfín de posibilidades para el progreso y el bienestar
de la comunidad, tengo la impresión de que el ritmo de crecimiento de las
tecnologías de la información y comunicación (TIC) y su incorporación en la
vida cotidiana de la población lleva a dejar en el olvido a los ciudadanos que,
por una cuestión de edad, formación o posición social, se encuentran frente a
obstáculos que les impiden avanzar a la velocidad social exigida y
predominante. Por ejemplo, sin la ayuda de familiares, amistades, ciudadanos
anónimos o empleados con tiempo y empatía, muchos ancianos tendrían enormes
dificultades para desenvolverse en un entorno cada día más digital
(entendiéndose con robots por teléfono, interactuando con máquinas y
atentos a las pantallas para sacar dinero en la entidad financiera o recoger un
paquete en la oficina de correos, etcétera); y sin recursos económicos para adquirir equipos y
abonar regularmente la conexión a la red, un buen número de familias contemplan
el paso del tren del desarrollo técnico desde el andén de sus hogares. Muy
buena conectividad digital en un ambiente con déficit de atención social.