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No
había advertencia previa a través de los paneles informativos fijos ni
señalización provisional alguna en la calzada que indicara la presencia de un
vehículo en el arcén de la autovía Ruta de la Plata. Pasado el mediodía y con
el cielo totalmente despejado la visibilidad a lo lejos era óptima, condición
que permitía observar la existencia de un obstáculo de color blanco en el
margen derecho de la calzada y una pequeña figura de color verde fluorescente
que parecía moverse cruzando los carriles. Circulando casi al límite de la
velocidad permitida, en cuestión de segundos la distancia disminuyó lo
suficiente como para apreciar que se trataba de una furgoneta dedicada a
la conservación viaria (carente de señales luminosas o no visibles con la
debida antelación), así como de una persona con chaleco reflectante. Por
precaución bajé la velocidad y fui tomando espacio respecto al arcén, pero cuál
fue mi sorpresa al apreciar que el empleado cruza la vía con relativa
tranquilidad llevando una señal portátil que acababa de retirar y, quedándose
parado en la misma a un par de pasos del vehículo de trabajo, dirige su mirada
hacia mi gesticulando en ademán claramente recriminatorio. A fin de evitar o
minimizar reacciones comprometidas al volante y, obviamente, accidentes de
tráfico derivados de los trabajos realizados en las carreteras, se precisan
protocolos de actuación adecuados, medios técnicos y humanos suficientes,
formación profesional y sentido común.