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A saber si la clase dirigente se afanaba en preparar las maletas de
cara al inicio de las vacaciones, si ya estaba disfrutando de la playa y el
campo o si se encontraba concentrada en la confección de nuevos lotes de
austeridad para presentar una vez finalizado el periodo estival, pero
parece ser que han sido muy pocas las naciones que han respondido a la petición
de ayuda por parte de Portugal para combatir la oleada de incendios que
arrasaba el país en días pasados. “Esperaba más solidaridad de los socios
europeos”, declaró la ministra de interior portuguesa, dando muestras de una
decepción que es fácil de adivinar se habrá incorporado al torrente de
sentimientos de una población que, por otra parte, sí ha visto y notado muy de
cerca la presta presencia de los llamados ‘hombres de negro’ de la
Troika. Abundantes mensajes de unión y progreso desde Bruselas que, a juzgar
por la elevada y creciente desconfianza de la ciudadanía europea hacia las
instituciones comunitarias, en muchas ocasiones no tienen correspondencia
ni encuentran sostén en los hechos.