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Qué hacer sí, tras ser aprobado un presupuesto de mantenimiento,
reforma o mejora del edificio en una reunión de la Comunidad de Propietarios,
se inician los trabajos y pasados los días la empresa ejecutora comienza a
solicitar nuevos pagos hasta llegar a multiplicar por cinco el importe pactado
en un principio. ¿Y en el caso de tratarse de una obra en el interior de la
vivienda? Probablemente, poner el grito en el cielo. Sin embargo, parece
ser que los sobrecostes existentes en materia de obras públicas tienen lugar
con mayor asiduidad de la esperada y deseada (al menos por parte de los
contribuyentes) y, en no pocos casos, alcanzando dimensiones que causan
escalofríos y graves perjuicios sociales. Últimamente hay numerosas referencias
a la vieja y la nueva política, como si estuviéramos a punto de asistir al
corrimiento de una cortina que va a permitir la entrada de luz en una
estancia oscura y rancia, aunque para rebajar el nivel de desconfianza
ciudadana establecido en torno a la política e instituciones del Estado,
lo que hace falta es materializar y hacer visibles las diferencias.
