sábado, 29 de agosto de 2015

Tradiciones injustas y espantosas

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Mientras en unos lugares   las televisiones  transmiten anuncios publicitarios en los que una pareja  destaca las cualidades, ventajas,  efectos y sensaciones desencadenadas con la utilización de determinados geles o lubricantes en las relaciones sexuales;  entretanto se llevan a cabo investigaciones y ponen a la venta  productos farmacológicos destinados a elevar la libido de las mujeres con  trastornos del deseo sexual, como es el caso de la denominada ‘viagra’ femenina; y al mismo tiempo que las adolescentes reciben  charlas informativas en los centros educativos o asesoramiento telefónico en materia de sexualidad facilitado por  un organismo público, en otros territorios las niñas sufren la mutilación del clítoris e incluso de  los labios vaginales bajo el tradicional sonido de tambores que anuncian y encubren la llegada a la antesala del horror y los gritos de dolor emitidos por las jóvenes e inocentes víctimas.
En entornos sociales oxigenados  y con  pretensión  de respetar los derechos humanos sin discriminación alguna por cuestión de género, así como de lograr la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, ¿aceptarían éstas una vez alcanzada la edad adulta someterse a la ablación de manera voluntaria?, ¿desearían pasar por semejante trance, arrastrar tan pesado trauma y renunciar al placer físico?