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Que la ballena estaba dándose un baño, tal como dijo el presentador de
los informativos al comentar una noticia sobre la aparición del cetáceo en una
playa española de la costa mediterránea, sonó a expresión popular natural y
espontánea, así como cuando se dice voy a tomar un poco el aire. Algo distante
respecto a la cursilería que pudo ser escuchada cuando el micrófono del
reportero se acercó a la boca de la paseante, una ridiculez con la
intensidad de un trueno, o al menos ese fue el efecto provocado al oír
que el mamífero marino le procuraba glamour a la zona. Ahora bien, entre el
sonido de la tontería y el de la desfachatez también existen diferencias
notables, siendo este último bastante más desagradable e indignante. Tan sólo
hay que prestar atención a algunas de las frases estrella salidas en los medios
de comunicación en las que reproducen conversaciones grabadas por las
autoridades en distintos casos de corrupción política, como podría ser la
reluciente joyita de colección mencionada por un ex diputado de la Comunidad
Autonómica de Madrid: Aquí estoy, tocándome los huevos, que para eso me hice
diputado. ¡Manda huevos!, dijo en su día un compañero del mismo
partido.