jueves, 6 de agosto de 2015

Círculos viciosos

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Informes sobre la economía sumergida española situaban el porcentaje de la misma en un 18,6% del Producto Interior Bruto (PBI) en 2013, viéndose reducida en  casi un punto respecto al 2009 y en prácticamente dos y medio en comparación con el 2000, un descenso relacionado directamente con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Como decía un conocido  hace un par de días, con un nivel de paro próximo al 24% y unas ofertas de empleo que, en su mayor parte, no garantizan unos ingresos suficientes para cubrir los gastos básicos y corrientes de las familias, parece que el trabajo sumergido  o en negro  va a ser una solución,  alternativa o complemento para intentar cubrir las necesidades básicas de los hogares. Y, a elegir entre  comer  o abonar la cuota de la comunidad y pagar el IVA de un trabajo o servicio, la opción entraña pocas dudas.  Según las estadísticas, el peso de la economía informal en Suiza, Austria y Holanda está por debajo del 10% del PBI, naciones europeas con niveles de paro, desigualdad y pobreza social sensiblemente inferiores a los registrados en países como España,  unos datos que invitan a reflexión. Hay sistemas que propician y alimentan los círculos viciosos.