"Asesino, habría que
arrancarte la piel a tiras", dijo una voz masculina detrás de la cámara
de televisión que enfocaba al padre detenido de la niña china cuyo cadáver
apareció en una zona rural coruñesa. No resulta nada alentador y
satisfactorio que, a las pocas horas del inicio de la investigación policial y
sin haberse celebrado proceso judicial alguno, ya se escuchen voces anónimas
implorando saciar una cruel, ciega e impulsiva sed de venganza. Han pasado 121
años desde que miles de personas se arremolinaran en la calle para asistir a la
ejecución pública de Isidro Mompart Prats, evento inmortalizado a través de la
fotografía y cuya imagen sale publicada en el reportaje Historia visual
(Magazine del 29 septiembre), y parece que todavía hay público que añora
con fervor sentarse ante el patíbulo comiendo palomitas con el propósito
de contemplar en directo la actuación del verdugo.