lunes, 30 de enero de 2012

Salud e imagen social

El Comercio>Opinión>cartas del lector

En los últimos tiempos parecen extenderse cada vez más las leyes que optan por restringir y sancionar conductas y acciones derivadas de situaciones de desarraigo o precariedad económica, como, por ejemplo, buscar alimentos en los contenedores, dormir en espacios públicos u ofrecer servicios sexuales en la calle. Obviamente, estas normativas despiertan mayor o menor respaldo y comprensión entre los ciudadanos, pues cada cual tiene sus razones y argumentos a la hora de tomar posición ante las mismas, pero, con independencia del resultado estético que pueblos y ciudades puedan obtener al aplicar las mismas, parece que lo realmente importante se queda sin solución y pasa a estar camuflado o escondido. ¿Por qué hay tantas personas ejerciendo la prostitución en condiciones tan indignas, inseguras y marginales? ¿Por qué se acude a la basura para saciar el hambre? ¿Por qué cada día son más los ciudadanos sin techo? Para mejorar la salud e imagen social, ¿son más eficientes las políticas destinadas a combatir los orígenes de los problemas o las dirigidas a poner parches ante los síntomas.