domingo, 3 de julio de 2011

¿Es posible?

Opinión A Coruña>Opiníón>cartas del lector
El Comercio>Opinión>cartas del lector

Hace unos días escuché una tertulia radiofónica en la que se manifestaba cierto desconcierto por lo que se consideraba un contrasentido: presentarse y ganar unas elecciones políticas aun habiéndose demostrado la implicación directa en casos de corrupción. Aunque por una cuestión de madurez e higiene democrática sea preocupante y asombroso, viviendo en una sociedad que fomenta la cultura de tonto el último y píllala quien pueda, donde las fronteras entre la decencia y deshonestidad, el respeto y desconsideración o la equidad e injusticia quedan diluidas u ocultas por la espesa niebla de la ambición desmedida, ¿no tiene cierta carga de ingenuidad o cinismo echarse las manos a la cabeza?
¿Es posible una reducción de este y otros tipos de conductas reprobables y antisociales mientras crezcamos bajo la influencia de un clima social que establece una proporcionalidad directa e ilimitada entre la felicidad y el dinero?