martes, 29 de junio de 2010

Sensibilidad y mesura

La Vanguardia>Opinión>cartas del lectro>edición impresa

La avidez de unas personas puede conducir a una insoportable situación de asfixia económica de otras. ¿Cuántos negocios tienen que cerrar sus puertas debido a las altas rentas de alquiler exigidas por los propietarios de los locales donde desarrollan sus actividades? ¿Cuántos puestos de trabajo podrían mantenerse o crearse con unos alquileres razonables?
Es evidente que los políticos deben crear o establecer situaciones y condiciones favorables para el desarrollo económico y social, pero, indudablemente, hay muchas acciones que están en manos de los ciudadanos.
Y es que, una cosa es obtener cierta rentabilidad de las propiedades que se poseen, y otra bien distinta es pretender vivir a todo tren nutriéndose con el sudor de otras frentes. Señores, la ambición tiene que ser sustituida o desplazada por la sensibilidad y la mesura.