La Voz de Asturias>Opinión>cartas del lector(23/06/10)
La empresa Chupa Chups comenzó sus andaduras de la mano del empresario español Enric Bernat en 1958 en Villamayor (Asturias). Tras su muerte, la familia vende en 2006 la compañía a una multinacional europea que, ahora, comunica a los trabajadores su decisión de cerrar esta planta de producción debido a las pérdidas acumuladas durante los últimos años por sus factorías en España.
Es entendible que una empresa que arroja cifras negativas de forma prolongada adopte decisiones difíciles, indeseables o traumáticas, sin embargo, existe un elevado número de ciudadanos a los que les cuesta comprender y, por supuesto, aún mucho menos a los 121 empleados de platilla fija y aproximadamente 180 eventuales, que la única solución presentada por la dirección de la empresa para dar un giro a la situación consista en el cierre definitivo de las puertas de este centro de trabajo y el desvío de la producción a otra Comunidad Autónoma, y más habiendo recibido subvenciones públicas millonarias en la presente década destinadas a mejorar y optimizar los procesos productivos de la planta.
Si la plantilla está integrada por profesionales cualificados y dispuestos a contribuir en la búsqueda de alternativas que eviten la más drástica medida, ¿no existen salidas viables para el mantenimiento de la actividad, para compatibilizar la cuenta de resultados de la empresa con la economía social de la comarca?
Si hay algo incuestionable después de medio siglo de ocupación, es que varias generaciones de trabajadores han demostrado su eficiencia, entrega y responsabilidad.
