viernes, 17 de julio de 2009

Exceso de celo

La Vanguardia>>Cartas del lector>>edición impresa

Debido a la indeseada y traumática muerte del joven corneado recientemente por el asta de un toro en los encierros de las fiestas de San Fermín, algunos de los eruditos tertulianos que participan en programas televisivos con el propósito de ejercer una altruista y didáctica labor social dirigida a la orientación e ilustración de los ciudadanos comienzan a plantear si es acertado aceptar y autorizar los aspectos de la fiesta que entrañan riesgo, dolor y lágrimas.
Lo cierto es que indudablemente estos gestos de sensibilidad y preocupación por la salud pública dan muy buena imagen y son de agradecer, pero, ¡cuidado!, porque el exceso de celo y preocupación puede conducirles a sugerir que se prohíban o limiten las competiciones de fórmula 1 y de motos, los combates de boxeo, las corridas de toros, los partidos de fútbol denominados de alto riesgo, la fiesta de insensatez e indecencia que junta en su sorpresa a víctima y maltratador en un plató de televisión... E incluso, y haciendo referencia a eventos de naturaleza diferente, aunque de efectos dramáticos, los festines económicos públicos y privados que dejan al margen a millones de personas que mueren de hambre, los celebrados por la eficacia y precisión de un nuevo misil balístico...