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Leo que la revista "Alfa y Omega", editada por el Arzobispado de Madrid, considera que el abuso y la violación de niños no es comparable al acto de abortar, y por si queda alguna duda y para acabar de sembrar la semilla de la sensatez y la razón, se cuestiona la penalización de la violación en una sociedad de lujuria y desenfreno donde el gozo y el disfrute es el fin de la relación sexual. Realmente, uno se queda perplejo ante semejantes esquemas. ¿Por qué merecen más aprecio y respeto unas células humanas sin conciencia y sentimientos que un niño, un adolescente o un adulto? Frivolizar sobre un acto tan deplorable como la violación representa una ofensa para cualquier persona que crea en los derechos humanos y puede ser un ingrediente más para la confusión o la coartada intelectual de los que no distinguen entre el placer y el horror; aunque claro, si se piensa que es algo banal puede quedar redimido en un confesionario.
Leo que la revista "Alfa y Omega", editada por el Arzobispado de Madrid, considera que el abuso y la violación de niños no es comparable al acto de abortar, y por si queda alguna duda y para acabar de sembrar la semilla de la sensatez y la razón, se cuestiona la penalización de la violación en una sociedad de lujuria y desenfreno donde el gozo y el disfrute es el fin de la relación sexual. Realmente, uno se queda perplejo ante semejantes esquemas. ¿Por qué merecen más aprecio y respeto unas células humanas sin conciencia y sentimientos que un niño, un adolescente o un adulto? Frivolizar sobre un acto tan deplorable como la violación representa una ofensa para cualquier persona que crea en los derechos humanos y puede ser un ingrediente más para la confusión o la coartada intelectual de los que no distinguen entre el placer y el horror; aunque claro, si se piensa que es algo banal puede quedar redimido en un confesionario.
