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Considerar que la congelación de salarios, la flexibilización del despido y el abaratamiento del mismo es el nutriente esencial para mantener una elevada tasa de actividad económica y de productividad y, en consecuencia, una baja cifra de paro, en mi modesta opinión es una teoría puesta en entredicho por realidad actual. Los países con más desprotección y precariedad laboral no son, precisamente, el paradigma de sociedad a imitar por su grado de desarrollo, protección social y redistribución de la riqueza, o sea, calidad de vida. En este reducido y reiterado paquete de propuestas hay aspectos descuidados u omitidos una y otra vez que, sin duda alguna, son necesarios para aumentar la productividad de las empresas españolas en las que se trabaja más horas obteniendo menor producción. La organización del trabajo, el estilo de mando, la selección y promoción de las personas, la estabilidad, la participación, la comunicación, la motivación, la formación e información o el reparto de beneficios son factores determinantes para obtener más complicidad, implicación y compromiso de los trabajadores con la empresa, esto es, mayor competitividad.
