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Los periódicos estudios, evaluaciones e informes llevados a cabo para medir la formación de los estudiantes ponen de manifiesto la preocupación e interés existente entre los gobiernos y ciudadanos por elevar el nivel de conocimientos y capacidades técnicas de la sociedad, pero ¿la enseñanza pone el acento en la dirección correcta?, ¿hay aspectos desatendidos o infravalorados? La idea, entendimiento y asociación de calidad de vida y triunfo social del individuo con la capacidad de compra u ostentación produce entre la población ingentes sentimientos de insatisfacción, desgracia o fracaso, y estimula o provoca reprobables comportamientos antisociales como la corrupción, la evasión fiscal, la explotación de las personas, etc. Es necesario impartir una pedagogía orientada por el faro de la ética, equilibrada, fundamentada en la calidad del individuo y de las relaciones humanas, que no contamine a la población desde la infancia con los activos tóxicos del consumo desaforado, del egoísmo, del ávido anhelo de estímulos externos.
