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Al ver
que había un grupo de chicas concentradas delante de uno de los estand de
cosmética pensé que podrían estar dando muestras de sus productos o haciendo
alguna demostración, pero conforme iba acercándome pude observar que también
existía una pequeña fila de jóvenes esperando el turno para sacarse una
fotografía al lado de un chico que, parece ser, es ‘youtuber’ y novio de la
hija de una persona muy conocida por su presencia en programas de televisión
dedicados al cotilleo y demás cuestiones del corazón.
Trascurridos
unos minutos, el Defensor del Pueblo pasa caminando próximo al estand sin que
nadie repare en su presencia. No recuerdo haber contemplado tan de cerca el
éxito social alcanzado por la frivolidad.
