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El guiño político de acudir a los mercados y subirse a los tractores
durante las campañas electorales se está quedando corto, hay que ampliar el
campo de intervención y mejorar la actuación, el espectáculo debe adaptarse a
las exigencias del siglo XXI. Para estar a la altura va a ser necesario que,
por ejemplo, los aspirantes a gobernar vistan traje de agua en un barco de
pesca manipulando el hielo para la conservación de las capturas, empujen un
carrito con los equipos y productos requeridos para la limpieza de habitaciones
en hoteles y hospitales, permanezcan en la cola de un comedor social o duerman
una noche en un albergue para personas sin techo.
Sin embargo, incrementar y perfeccionar el nivel de simulación
acompañándolo con un amplio catálogo de bulos e insultos, no parece garantizar
que pueda lograrse el efecto escoba, barriendo las huellas dejados por la
deshonestidad, la incompetencia y falta de compromiso con el bienestar general.
