domingo, 17 de febrero de 2019

Pobre espíritu de colaboración

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Invitar a la juventud a tener hijos para combatir el desequilibrio demográfico, cuando las posibilidades reales de hacerse cargo de la situación son cada vez más escasas, es como animar a lanzarse de cabeza a la piscina viendo que solo hay un palmo de agua. Datos estadísticos de Eurostat señalan que la tasa de emancipación de los jóvenes españoles de entre 20 y 24 años descendió un 4,6 % durante la última, situándose en el 7,6 % frente al 30,4 % de la media europea; y también sucede lo mismo en la franja de edad comprendida entre los 25 y 29 años, que bajó un 6% hasta quedar en el 38,2 %. Por otra parte, ¿cuántos de estos necesitan y reciben ayuda de la familia?
Abundan las declaraciones políticas en pro de la natalidad pero, según pone de manifiesto la Asociación Española de Pediatría, miles de niños no cuentan con un profesional de esta especialidad en los centros de salud de sus poblaciones.
Dado el pobre espíritu de colaboración política del momento para priorizar el bienestar general por encima de intereses partidistas, ¿en qué lugar queda la ya mermada esperanza de la ciudadanía?