En función de las creencias y costumbres del lugar, la menstruación
continúa rodeada de tabúes que estigmatizan y discriminan hasta el punto de
poner en riesgo la salud de la mujer, de tal manera que durante el ciclo
menstrual puede llegar a permanecer aislada en un chamizo de mala muerte, ver
limitada la posibilidad del aseo íntimo por estar asociado a la infertilidad,
ser apartada de la cocina para evitar la contaminación de los alimentos por
contacto con los mismos o recibir instrucciones familiares para que no hable
con los chicos. Llama la atención que todavía existan dudas sobre la
conveniencia de cambiar esquemas culturales incapaces de soportar la brisa del
razonamiento.
Y además del lamentable tratamiento social administrado debido a la
supervivencia de ideas alimentadas por las milenarias raíces de la ignorancia,
están los problemas padecidos por millones de mujeres como consecuencia de una
situación de pobreza que les impide el acceso a elementos como el agua
sanitaria y las compresas.