miércoles, 20 de febrero de 2019

Epidemia subterránea y silenciosa

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Desde la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), se proporcionan cifras sobre el abuso sexual hacia los menores que deberían ser objeto de una mayor atención política y social. Porque hablar de que uno de cada cinco menores de 18 años puede ser víctima de la voracidad sexual de los adultos, bien sea mediante el contacto físico o a través de imágenes, es hablar de al menos un millón y medio de personas afectadas, una cifra que da para llenar unas cuantas plazas y calles de cualquier ciudad española. Pero se trata de una epidemia subterránea y silenciosa, pues la tropelía aprovecha la vulnerabilidad e indefensión de los pequeños para deslizarse con sigilo hasta la presa, contando en ocasiones con la protección ofrecida por el paraguas de la connivencia. Y si impresiona pensar en el número de víctimas inocentes, qué decir de la cantidad de depredadores sin escrúpulos que permanecen al acecho.