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La encuesta sobre fecundidad elaborada por el Instituto Nacional de
Estadística (INE) dada a conocer esta semana pone nombre y apellidos a
las razones que más influyen en las mujeres a la hora de retrasar o
anular de manera definitiva el deseo de tener hijos: las dificultades relativas
al ámbito laboral o de conciliación de la vida familiar y laboral, así como las
de índole económico. Resumiendo, tres cuartas partes de la población
femenina y masculina querrían tener al menos dos hijos, pero la tasa de
natalidad está en mínimos históricos (1,3 hijos) debido a factores de sobra
conocidos por la ciudadanía al situarse a diario frente al espejo de la
realidad.
Una información preocupante desde el punto de vista del relevo
generacional que, por otra parte, puede ser motivo de celebración para quienes
prefieren lugares públicos como restaurantes, hoteles o transportes libres de
niños. ¿Desear tener un humano recién nacido que llora, regurgita, defeca y
orina? ¡Por favor!, menudo lío habiendo en el mercado robots tan limpios y
obedientes.