domingo, 18 de febrero de 2018

En tierra de nadie

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Si los ciudadanos disponen de inteligencia, libertad e información para acudir a la denominada fiesta de la democracia, es decir, participar en las elecciones donde son elegidos los representantes políticos cuya finalidad (en teoría) no es otra que la de contribuir al progreso y el bienestar social, no se entiende muy bien que surjan discrepancias entre las formaciones políticas que hagan imposible llegar a un acuerdo para reformar la Ley electoral con el objetivo de hacerla más representativa y ajustada, contribuyendo con ello a disminuir el número de votos definidos que se quedan en tierra de nadie. Dado que la intención de voto de los ciudadanos puede variar a lo largo del tiempo en función de distintas circunstancias, son muchos los ciudadanos que se preguntan por qué existe tanta reticencia a la hora de encontrar una fórmula que afine y aporte mayor equidad al sistema electoral. Hace unos años se habló mucho de la conveniencia de adecuar la cantidad de píldoras o pastillas al tratamiento requerido evitando así el desperdicio de fármacos y dinero, en cambio, parece que la preocupación por los votos perdidos es de baja intensidad.