Son abundantes las voces políticas que, desde el espacio de la
preocupación (aparente o real) por el progreso económico y social, apuntan
hacia la disminución de las exigencias o trabas burocráticas existentes por parte de las administraciones a la hora de iniciar una
actividad empresarial, ponen el acento en la mejora de la producción y
competitividad de las empresas y sitúan
la mirada en el desarrollo de las
infraestructuras públicas tales como
carreteras, puertos, aeropuertos y vías de ferrocarril. En los últimos
días, en la comunidad autonómica asturiana, se ha establecido un tenso debate político
en torno a los planes previstos por el gobierno central para la costosa obra de
construcción de la línea del AVE ejecutada desde hace años en la zona montañosa
existente entre Asturias y León (tramo denominado como la Variante de Pajares),
pues han surgido críticas y discrepancias respecto a la última decisión adoptada sobre
el ancho de las vías a instalar (si es o no el adecuado para lograr un
transporte de pasajeros y mercancías eficiente). Buena parte de la ciudadanía
carece de conocimientos técnicos para tomar
partido de manera fundamentada, pero contempla la función con perplejidad.
¿Cómo es posible que a estas alturas todavía estemos así? Años de trabajo y
miles de millones de euros gastados, ¿y no hay consenso acerca de un aspecto
básico? Feo espectáculo el formado por las palabras y hechos cuando la pareja
se pisa y baila de manera descoordinada.