jueves, 13 de abril de 2017

Conductas molestas

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Es increible observar la naturalidad con la que, personas adultas, van a su aire sin pararse a pensar por un momento  lo molesto que llega a resultar el sonido del teléfono móvil en espacios compartidos. Y no dirijo la mirada hacia  los niños y adolescentes porque, en buena medida, sus conductas son producto y reflejo de los mayores. Entrando en materia, a qué viene ponerse a jugar, escuchar música y escribir mensajes sin desactivar el sonido o usar auriculares en un lugar público como, por ejemplo,  la sala de espera del centro de salud, una cafetería o un autobús. Si no  resulta agradable que el pasajero acomodado en el asiento trasero le eructe a uno cerca del oído, ni tener que escuchar la lectura del periódico en voz alta de quien ocupa la mesa de al lado, por qué va a ser más satisfactorio tener que aguantar el ruido de los disparos y gritos de un videojuego que entretiene a terceros. Aunque sea un contrasentido, es posible poseer el último modelo de móvil, publicar miles de fotos en las redes sociales y chatear durante horas, y después adoptar comportamientos groseros y poco sociales.