viernes, 21 de abril de 2017

Complicado encaje en el rompecabezas

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¿Cómo razonar que individuos desplazados a otra nación bajo el propósito de disfrutar de un encuentro de fútbol en el que juega su equipo favorito, acaben en el calabozo y sin ver el mismo por tener comportamientos antisociales y violentos en las calles incluso el día antes de ser celebrado? Y qué decir de los progenitores que, con motivo de un partido disputado entre niños donde participan sus hijos, se enredan en peleas estériles en el terreno de lo deportivo y bochornosas, perjudiciales y nada ejemplarizantes en el campo de las relaciones humanas. Para quienes estamos prácticamente desprovistos de sentimientos y emociones vinculadas a los resultados y clasificaciones de los equipos en las competiciones futbolísticas (y es de suponer que también para la mayoría de las personas aficionadas), es muy complicado encontrar un hueco en el puzzle o rompecabezas de la sensatez donde poder encajar ciertas conductas. Y qué lamentable resulta tener que destinar cuantiosos recursos públicos a guiar y contener la necedad uniformada así como a reparar y reponer lo destrozado por esta.