El Norte de Castilla>Opinión>cartas del lector
Tanto mi hija como yo nacimos en la estación de las flores, sin
embargo, los recuerdos de sus primaveras estarán desprovistos de las
familiares y cálidas imágenes creadas por unas pequeñas figuras presentes
durante la infancia y adolescencia de buena parte de la población española con
más o menos canas y arrugas: las golondrinas. Poco a poco y de manera
silenciosa las colonias de nidos colgados bajo los aleros de los edificios
fueron quedando sin inquilinos, algo que sucedía mientras caminábamos con
la mirada atenta a la pantalla del móvil, ajenos al éxodo que tenía lugar por
encima de nuestras cabezas. Parece que factores tales como el despoblamiento de
la zona rural, la contaminación, la utilización intensiva de productos químicos
e insecticidas, las dificultades de nidificación en las nuevas edificaciones y
el cambio climático, han contribuido a que el número de ejemplares de
esta especie en España haya tenido una reducción destacable en los últimos
tiempos, pasando de 30 a 20 millones en tan solo diez años. Un
ambiente hostil y amenazador para viejos compañeros de viaje como
las golondrinas, los gorriones, los linces, las abejas o los saltamontes,
¿es un entorno idóneo para el hombre?