lunes, 23 de mayo de 2016

En un plano diferente

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No se trata de poner duda, menospreciar o ridiculizar el flujo de sentimientos y experiencias personales, pero me resisto a aceptar y compartir la idea de que los perros son mejores que los hombres y, además, sus mayores amigos. De la misma manera que estaría fuera de lugar contemplar agravantes como la premeditación, alevosía, nocturnidad o ensañamiento en el ataque de un perro a un niño, tampoco parece razonable atribuir cualidades como la amistad, solidaridad y empatía a un perro enseñado y utilizado para la localización de personas enterradas tras una catástrofe. Creo que, tanto el mejor amigo como el peor enemigo del  hombre, no es otro que el propio hombre; y también el  más corrosivo y perjudicial para la vida y el equilibrio de los ecosistemas. Sin embargo, en materia de conducta ello no sitúa en un mismo plano a hombres y canes, ya que los comportamientos de unos  responden al instinto y los de  los otros a la “inteligencia”. Por cierto, buscar refugio en la  docilidad y fiel compañía de un perro para eludir las responsabilidades y los deberes que conlleva ser propietario, ¿no es hacer trampa?