martes, 16 de febrero de 2016

Doble personalidad

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Al echar una mirada al panorama político, social y económico del momento, cualquiera diría que vivimos en una sociedad con doble personalidad.  De un lado,  lanzamiento institucional de campañas informativas en los medios de comunicación y centros educativos al objeto de sensibilizar y concienciar a la población en materias relacionadas con la seguridad y la salud como, por ejemplo,  la educación  vial, los hábitos alimenticios y la actividad física; la proliferación de productos en las estanterías de tiendas y supermercados con bajo contenido de grasa, de escaso aporte calórico y enriquecidos con  vitaminas; o la organización civil de actividades diversas destinadas a recaudar fondos para financiar investigaciones médicas o adquirir alimentos para personas sin recursos. De otro, desarrollo  de políticas nutritivas y  permeables a los comportamientos codiciosos,   fraudulentos, insensibles  y especulativos; o sea,  impulsoras de una delgadez extrema de los servicios y prestaciones públicas, benévolas con la evasión de capitales, favorecedoras de la indiferencia individualista e incentivadoras  de la desigualdad social sin límites ni escrúpulos. En resumen, muestras públicas de preocupación por el bienestar de la ciudadanía, aunque recetando fórmulas sociales enfermizas (aumento de la pobreza, los suicidios, la inseguridad pública, los trastornos mentales  y la infelicidad).