sábado, 2 de mayo de 2015

Echar las cortinas

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Si a Dinio le confundía la noche, parece que a muchos ciudadanos  les están confundiendo ciertas medidas y propuestas políticas  focalizadas en la gente sin hogar e inmersas en una  situación de indigencia. Porque lo tremendo no es que haya personas  ocupando bancos, soportales o cajeros automáticos para dormir, sino que carezcan de una cama y un  lugar fiable donde pasar la noche, así como  de actividades que les procuren recursos económicos  para no tener que pedir en la calle ni acudir a organizaciones no gubernamentales en busca de ropa y alimentos. Si el sistema se vergüenza de las imágenes ofrecidas por la exclusión social y la pobreza,   las preocupaciones  y los esfuerzos deberían centrarse principalmente en tratar de eliminar las causas que favorecen el florecimiento del problema y en  minimizar su impacto, pues  echar las cortinas con el propósito de ocultar la realidad no es algo que contribuya a cambiarla.   Oímos decir con relativa frecuencia que uno se implica y dedica  a la  política   con el ánimo y objetivo de contribuir al progreso y bienestar general,  cuestión ésta que,  ante determinados planteamientos, tiende a resquebrajarse como una pieza de barro cuando está sometida a  un tratamiento de cocción inadecuado.