El Diario Montañés>Opinión>cartas del lector
El Correo>Opinión>cartas del lector
El Diario Vasco>Opinión>cartas del lector
La Voz de Galicia>Opinión>cartas del lector
La Voz Digital>Opinión>cartas del lector
El Periódico de Extremadura>Opinión>cartas del lector
Diario Sur>Opinión>cartas del lector
La Nueva España>Opinión>cartas del lector
El Comercio>Opinión>cartas del lector
Atendiendo a las cifras y al sexo
de las víctimas mortales por violencia de género, así como al
escaso número de denuncias falsas habidas en 2011 en esta materia (19 entre
134.002), que representó el 0,014% del total, ¿existen razones fundadas para
poner en entredicho la cruda y lamentable realidad? Una
acusación infundada y de mala fe, ¿sirve de aval o argumento para poner en duda
la palabra y situación de más de 7.052 personas? El engaño no tiene género, sin
embargo, un hecho constatable es que, ante la arbitrariedad y el despropósito,
las mujeres son más receptoras que emisoras. Confundir, desfigurar y minimizar
las consecuencias derivadas de la cultura machista, es una forma de contribuir
a seguir con más de lo mismo. Algo impropio y difícilmente justificable
cuando viene de la mano de alguien que, elegido por ciudadanos de ambos
sexos a través de las urnas, se supone va a aportar sensatez y trabajar
en pro de la equidad social.