jueves, 6 de marzo de 2014

Estampidas humanas

La Vanguardia>Opinión>cartas del lector
El Correo>Opinión>cartas del lector
El Norte de Castilla>Opinión>cartas del lector
El Comercio>Opinión>cartas del lector
Diario Vasco>Opinión>cartas del lector
 
Si por violencia se entiende la utilización de la fuerza para obtener un objetivo, es evidente que  para intentar saltar las vallas fronterizas es necesario hacer uso de la fuerza, al menos la precisa para salvar los obstáculos físicos que  impiden abandonar y  dejar atrás escenarios dominados por la miseria, el atropello o el horror de la guerra. Recientemente, la televisión mostraba las imágenes de unas personas que se arrojaban a la calle desde las ventanas de un edificio en llamas, un salto al vacío para escapar de la cruel violencia del fuego, una acción guiada por la desesperación y el pánico, sentimientos estos que, por desgracia, suelen ir de la mano de los inmigrantes que protagonizan los intentos de asalto en las fronteras. Lo de la movilidad fronteriza suele resolverse con la posesión de una buena cuenta bancaria, pues el rechazo tiende a convertirse en cortesía.  Para impedir las estampidas humanas, parece imprescindible confeccionar un mundo en el que gran parte de la humanidad viva bajo unas circunstancias menos lacerantes e  injustas.