martes, 23 de marzo de 2010

Atrofia intelectual

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Son numerosas las revistas, páginas web o programas televisivos cuyo contenido se sustenta básica y principalmente de un nutriente: el banal o burdo chismorreo. Bucear en las profundidades del infortunio, en la ridiculización estética o en las disputas de personajes famosos o famosillos es una forma de entretenimiento que acapara buena parte del tiempo libre de un notable porcentaje de la población, una distracción promocionada desde edades tempranas. Y, a diferencia de la inquietud política mostrada ante determinados ingredientes, productos o hábitos que pueden causar trastornos físicos a la población, el riesgo de sufrir cierta atrofia intelectual como consecuencia de la exposición a semejantes contaminantes mentales no es una prioridad que esté incluida en la agenda de las autoridades. Mientras uno camina entretenido por la senda del despiste no se estimula, plantea o piensa en la necesidad del cambio.