Desde relevantes instituciones económicas y empresariales se aboga por incrementar la edad de jubilación para garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones y, sin embargo, desde hace años estamos viendo cómo las entidades financieras y grandes empresas ponen en marcha políticas internas dirigidas a desprenderse de los trabajadores que pasan la barrera de los 50 años y, en ocasiones, de menos edad. ¿Hacia quién va dirigida esta demanda?Considerando el silencio, la connivencia o el interés de estas organizaciones ante la dinámica de prejubilaciones y bajas incentivadas llevadas a cabo por las organizaciones con más solvencia económica, parece ser que, principalmente, la receta va destinada al colectivo de trabajadores de pymes, de subcontratas y a los autónomos. Si la estabilidad laboral es una quimera, si la retribución por antigüedad ya es prácticamente un derecho inexistente para los jóvenes que se incorporan al mercado laboral, si se pretende que los salarios dignos tengan similar destino que los dinosaurios, si se contempla la opción de introducir las bases de cotización de toda la vida laboral para el cálculo de la pensión y se pretende que el Estado deje paso a las instituciones privadas para administrar y controlar nuestro dinero, ¿qué poder adquisitivo tendrán la mayor parte de los trabajadores jubilados en el futuro?
