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La entrada de 2019 abre paso al tradicional listado de buenos
propósitos elaborado para mejorar respecto al periodo
dejado atrás y que, por regla general, están dirigidos
a efectuar cambios beneficiosos para la salud, la economía
y la satisfacción a nivel personal: comer más fruta y
verdura, hacer más deporte, controlar los impulsos consumistas
o apuntarse a clases de piano. Cualquier fecha
es válida para marcarse objetivos que contribuyan al bienestar
individual y familiar, pero tampoco estaría de más
añadir a la lista algunas de las cuestiones relacionadas con
el progreso en materia de convivencia, cohesión y bienestar
general. Si un año tras otro pusiéramos mayor voluntad
en ser mejores personas (menos codiciosos, egoístas,
sectarios, irreflexivos, desleales, mentirosos, desconsiderados
e irresponsables), el clima social sería cada vez
más atractivo y saludable.
