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Hay personas que al oír la palabra feminista entran en una especie de
estado de alerta, como si escucharan una alarma acústica que indica la
presencia cercana de fuego, dando lugar a reacciones precipitadas en busca de
una puerta de salida o pasando a una ofensiva imprudente y descontrolada.
Defender una sociedad que no discrimine a la mitad de la población por haber
nacido mujer, ¿es una acción rebelde y caprichosa impulsada por fuerzas
maléficas que tratan de alterar el orden natural de las cosas? El feminismo no
es un movimiento bárbaro y alocado que aspira al sometimiento y el servilismo
de los hombres, sino que reivindica un entorno social donde las oportunidades y
derechos de sus habitantes sean homologables sin establecer distinciones entre
penes y vaginas. ¿Representan la razón y la justicia una amenaza para el
desorden cultural establecido? Liberar y reprimir tienen significados
distintos, tal como ocurre con feminismo y machismo.