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En la noche del sábado, las chicas estaban charlando en un disco pub
cuando, sin esperarlo, un joven desconocido se aproxima hasta éstas y sin
mediar palabra coge por las muñecas a una de ellas y le da un beso en los
labios. La invasión de la intimidad y violación de la voluntad dejó
a la chica paralizada, indignada y con lágrimas en los ojos,
provocando la reacción reprobatoria de una compañera que dio un paso al frente
con la intención de hacer visible la difusa frontera del respeto. La respuesta
inmediata del aludido fue empuñar el hacha de la amenaza física soltando frases
del tipo “te vamos a reventar”, cuestión que llevó a un tercero a interponerse
en la discusión para interceder a favor de las jóvenes, recibiendo por ello un
golpe causante de una herida en un labio. Finalmente, el personal del local
interviene terminando con la disputa y acompaña a los amantes del abuso y la
hostilidad hasta la puerta de salida. Y a continuar liándola a su antojo, que
el mundo les pertenece.