miércoles, 21 de diciembre de 2016

Violaciones infantiles

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Entrevistado por el periodista Jordi Évole en el programa de televisión Salvados,  el pianista inglés James Rhodes, violado con brutalidad desde los cinco hasta los diez  de edad por un profesor de gimnasia, con  lesiones físicas crónicas, episodios de internamiento psiquiátrico e intentos de suicidio habla sobre su traumática experiencia  sin recurrir a un solo miligramo de analgésico, empleando un  lenguaje directo, áspero, desgarrador, descarnado. <>, decía en el espacio televisivo una mujer española que fue violada en múltiples ocasiones por su entrenador cuando era niña y gimnasta de alto rendimiento, un sentimiento que parece  colonizar y asentarse de manera permanente en muchas de las personas que vieron pisoteada la inocencia sin respeto ni compasión alguna. Además de sufrir los abusos, cargar con la pesada y dolorosa mochila de culpabilidad por el silencio mantenido. Lamentablemente, mientras las víctimas contemplan en el espejo una imagen carente de  valor e incluso aborrecible, siendo rehenes de emociones errantes y autodestructivas, buena parte de los agresores sexuales logran cruzar con discreción la frontera que conduce al territorio de la prescripción legal de tan despreciables delitos.