martes, 20 de septiembre de 2016

Posos

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"Era un regalo, la regalada puede aceptarlo o no...", es uno de los comentarios aprobatorios o condescendientes  de los lectores que podían leerse al pie de una noticia publicada en un periódico digital sobre la petición de prisión por parte de la Fiscalía para un joven que controlaba las comunicaciones de su novia. En resumen, le regaló un teléfono móvil a la chica que llevaba instalado un programa espía con el que podía acceder a su ubicación, correos y mensajes de whatsapp, fotografías, conversaciones telefónicas e incluso contraseñas. Lamentablemente, son cuantiosos y notables los posos de una cultura arcaica y perturbada  que confunde el amor con la  propiedad. Quienes muestran tolerancia hacia este tipo de conductas, ¿aceptarían de buen grado ser objeto de las mismas. “No servir a los demás lo que no se desea para uno mismo", una regla maltratada y vulnerada día a día con excesiva alegría.