sábado, 25 de junio de 2016

Me apunto

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¿Qué está ocurriendo en la Unión Europa para que, según parece, el 75% de la población no comparta o se sienta a gusto con los efectos de las políticas dominantes en el continente? ¿Existe vinculación entre esa bajada de la temperatura afectiva de la ciudadanía hacia las instituciones y partidos políticos tradicionales y el incremento de borrascas sociales que tienen su origen  en los territorios de la desregulación y la codicia? ¿Tiene ese alarmante nivel de desafecto relación directa con la disminución continuada de las clases medias y el aumento  de la concentración de riqueza? Con el resultado del denominado Brexit,  esta mañana escuche en la radio algunas voces que ponían en duda la conveniencia de consultar a los ciudadanos en según qué materias, aludiendo a la carencia de información y conocimientos suficientes como para pronunciarse en temas económicos, políticos y sociales de calado. Sin duda, este argumento tendría un aluvión de réplicas en un país como Suiza. Entonces, para evitar que la ciudadanía quede al margen y  pueda decidir con mayor formación y criterio en lo importante,  ¿no sería conveniente comenzar a educar, orientar e implicar a los ciudadanos en los asuntos serios? Por ejemplo, ¿menos reality show y más contenido de interés social en las televisiones? Me apunto.