domingo, 20 de septiembre de 2015

Erosión paulatina

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Conforme a la evolución de los acontecimientos habidos en los últimos años en torno al festejo del Toro de la Vega, no sería de extrañar que, además de  la muerte del toro, pudiera darse el fallecimiento de alguna persona como consecuencia de los enfrentamientos  surgidos entre  quienes participan y tratan de preservar la continuidad del evento y quienes  tratan de alterar el desarrollo del mismo o impedir su celebración.  Las  opiniones al respecto  son divergentes e irreconciliables, pues mientras que para unos es una tradición entrañable y esperada,  para otros representa un acto de barbarie   injustificable e inaceptable. Al margen de las  emociones individuales brotadas al calor de la fiesta,   lo que resulta poco edificante  y difícil de explicar a un niño es el espectáculo   de  crispación, hostilidad y agresión  física desencadenado alrededor de un festejo  que, a tenor de lo expuesto y escuchado en los medios de comunicación, parece estar sufriendo los efectos de una erosión  paulatina que daña y debilita sus pilares centrales: los de la simpatía, la comprensión y el apoyo social.